Travesía por la Selva del Darién: La Ruta Mortal de los Migrantes hacia el Norte

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La densa jungla existente entre Colombia y Panamá se ha transformado en 2023 en una vía rápida pero peligrosa para cientos de miles de migrantes venezolanos y de otras nacionalidades que llegan desde distintas partes del mundo en búsqueda del sueño americano.

Impulsados por crisis económicas, opresión gubernamental y violencia, migrantes que van desde China hasta Haití optan por arriesgarse a una travesía de tres días a través de lodazales, caudalosos ríos y la amenaza constante de bandidos.

Emprendedores locales ofrecen sus servicios como guías y porteadores, establecen campamentos y suministran bienes a los migrantes, incluso utilizando pulseras codificadas por colores para llevar un registro de los pagos realizados.

Habilitados por las redes sociales y el crimen organizado colombiano, más de 506,000 migrantes, con casi dos tercios de origen venezolano, han cruzado la selva del Darién hasta mediados de diciembre, duplicando la cifra récord del año pasado de 248,000. Antes de este incremento, en 2016 apenas 30,000 personas se aventuraron por este desafiante camino.

La directora en México de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas, Dana Graber Ladek, describe los flujos migratorios de este año como «números históricos que nunca habíamos visto».

Un creciente fenómeno global

A nivel mundial, se ha observado un aumento en las llegadas irregulares de migrantes cruzando el Mediterráneo o el Atlántico con más de 250,000 registros en 2023, según la Comisión Europea. Aunque este incremento es notable en comparación con años anteriores, aún se encuentra muy por debajo de los niveles registrados durante la crisis de refugiados en 2015, cuando más de un millón de personas llegaron a Europa huyendo de conflictos en Siria, Irak y otros lugares.

Este aumento ha avivado el sentimiento antiinmigrante y ha sentado las bases para legislaciones más estrictas. A principios de este mes, el gobierno británico anunció normas de inmigración más rigurosas con el objetivo de reducir en cientos de miles el número de personas que pueden mudarse a Gran Bretaña anualmente.

Por su parte, legisladores de la oposición en Francia rechazaron un proyecto migratorio del presidente Emmanuel Macron que buscaba facilitar la expulsión de extranjeros considerados indeseables. Este rechazo generó debates acalorados entre políticos de extrema derecha y defensores de los derechos de los solicitantes de asilo.

Intentos de detener la llegada de inmigrantes ilegales a EE. UU.

En Washington, el foco del debate ha cambiado desde los esfuerzos iniciales del año por abrir nuevas vías legales a medidas más restrictivas para contener la llegada de inmigrantes. Esto sucede en un contexto en el que los republicanos buscan capitalizar los esfuerzos del gobierno del presidente Joe Biden para obtener más ayuda para Ucrania, utilizando estos recursos para reforzar la frontera sur de Estados Unidos.

Estados Unidos inauguró el año abriendo espacios limitados a venezolanos, así como a cubanos, nicaragüenses y haitianos, permitiéndoles ingresar legalmente por dos años con un patrocinador, mientras deportaba a México a quienes no calificaban. A pesar de una disminución temporal, los números volvieron a aumentar con renovada fuerza.

Un ejemplo de estos migrantes es Alexander Mercado, un venezolano de 27 años, quien, junto con su pareja Angelis Flores, de 28, y su hijo pequeño, decidió partir hacia Estados Unidos después de que Mercado perdiera su empleo en Perú. En Venezuela, el salario mínimo apenas alcanzaba los 4 dólares al mes, mientras que 1 kilogramo de carne de res costaba alrededor de 5 dólares, según comentó Flores.

El viaje de Mercado y Flores a través de la selva, que duró tres días, estuvo lleno de desafíos. Flores y su hijo enfermaron gravemente, atribuyendo la enfermedad al agua contaminada que consumieron en el camino. Su relato incluye la impactante escena de un cuerpo en medio del río siendo devorado por pájaros negros.

Una vez fuera de la selva, el viaje se aceleró. En octubre, Panamá y Costa Rica anunciaron un acuerdo para facilitar el paso de los migrantes, transportándolos en autobús a un centro en Costa Rica antes de dirigirse a Nicaragua. Nicaragua, aparentemente, también agilizó el paso de los migrantes en autobuses en un solo día.

Distintas vías para llegar a la frontera de EE.UU

La complejidad del viaje se revela en estrategias inusuales adoptadas por algunos migrantes. Cubanos y haitianos, al descubrir requisitos de visa laxos en Nicaragua, llegaron en vuelos chárter con boletos de ida y vuelta no utilizados. Ciudadanos de países africanos tomaron rutas de vuelo complicadas para evitar la región del Darién.

En Honduras, Mercado y Flores recibieron un pase de las autoridades que les otorgaba cinco días para cruzar el país. Según Adam Isacson, analista de migración en la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), países como Panamá, Costa Rica y Honduras otorgan estatus legal a los migrantes durante su tránsito, haciéndolos menos vulnerables a extorsiones.

En contraste, Guatemala y México han adoptado una postura más ambigua. Isacson los describe como «países que pretenden bloquear pero permiten el paso», buscando ganar favor con el gobierno de Estados Unidos.

Muchos migrantes se ven obligados a gastar dinero en contrabandistas para cruzar estas naciones o enfrentar intentos repetidos de extorsión. Mercado, quien no contrató a un contrabandista, relata la dificultad de atravesar Guatemala, donde la policía continuamente les exigía dinero.

La llegada a México es lo peor

Sin embargo, lo peor estaba por venir. Parada afuera de un refugio en Ciudad de México, Flores comparte la pesadilla que comienza en este punto del viaje. “No te roban tanto, ni te extorsionan tanto, ni te regresan tanto como cuando llegas aquí a México”, dice, enfatizando los desafíos económicos y las amenazas que enfrentan los migrantes al ingresar al país.

El sistema migratorio mexicano se vio sumido en el caos el 27 de marzo, cuando inmigrantes detenidos en un centro de detención en Juárez prendieron fuego a colchones en protesta. La espuma altamente inflamable llenó la celda de humo, resultando en la trágica muerte de 40 personas. Funcionarios, incluido el director de la agencia de inmigración, enfrentan acusaciones que van desde negligencia hasta homicidio. La agencia cerró 33 de sus centros de detención más pequeños durante la revisión.

Incapaz de retener a muchos migrantes, México implementa detenciones breves y repetidas, cada una una oportunidad para la extorsión, según Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), una organización no gubernamental de servicios legales.

Con información de AP.

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