El alcance de la reforma migratoria de Trump

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La reforma migratoria ha sido uno de los puntos distintivos en la agenda de la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El polémico tema estuvo en el tapete como punta de lanza durante toda la campaña electoral de 2015 – 2016 y luego a la llegada del magnate inmobiliario a la Casa Blanca en enero de 2017, fue incorporado a la política interior y exterior del país.

El alcance de la reforma migratoria de Trump, aún se discute en los círculos políticos, económicos y académicos del país, porque cada día surgen nuevas iniciativas y decisiones gubernamentales. En el Congreso, la discusión ha girado justamente en torno a los alcances de la reforma migratoria.

La controversia entre los legisladores republicanos y los demócratas ha estado centrada sobre los puntos a discutir de la ley de inmigración propuesta por Donald Trump. El presidente ha puesto sobre la mesa una discusión basada solo en cuatro puntos, reduciendo así el alcance de las negociaciones legislativas.

Uno de los puntos más importantes ha sido el de la seguridad fronteriza, junto con la eliminación de la visa de diversidad (Programa de Loterías), las restricciones a las visas familiares, que busca acabar con la “migración en cadena”, y la protección a los Dreamers, tema en el cual ha tenido que ceder la administración.

La reforma migratoria de Trump para los congresistas de un lado y otro, es un tema de discusión muy agrio con el gobierno. A medida que se avecina la campaña electoral estadounidense, el tema promete ponerse más difícil, pues todo parece indicar que el presidente lo utilizará de nuevo para su campaña electoral en busca de la reelección.

Puntos claves de la política migratoria de EE.UU

Aunque no ha podido construir su prometido muro en la frontera con México, Trump sigue empeñado en su proyecto electoral bandera. Es cierto que Trump no ha obtenido de México el pretendido pago del muro, pero si se anotó un tanto al obligar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a desplegar un muro humano integrado por cientos de guardias armados apostados en la frontera sur para impedir el paso de las caravanas de migrantes centroamericanos.

Trump usó la amenaza de imponer aranceles elevados a las importaciones de productos mexicanos que ingresan a los EE.UU, si el gobierno de ese país no controlaba la llegada de inmigrantes a la frontera común. El chantaje resultó, el gobierno de AMLO fue tomado por sorpresa y ante la firmeza de la amenaza no le quedó más remedio que aceptar las imposiciones del gobierno estadounidense y desplegar a funcionarios de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera.

Trump identifica a México como el problema y al mismo tiempo como la solución para poner fin a buena parte de la inmigración ilegal que ingresa a los Estados Unidos. Por eso, una de sus principales líneas de acción de la política inmigratoria de tolerancia cero implementada por el gobierno, está centrada en aumentar la seguridad de la frontera entre ambos países.

En un duro discurso de campaña pronunciado en julio de 2015, Trump dijo que «Cuando México envía a su gente, no está enviando lo mejor de sí” (…) Están enviando a personas que tienen muchos problemas (…) Están trayendo muchos problemas (…) Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas».

Más adelante tuvo que aclarar su posición sobre la inmigración ilegal por el desagrado que sus palabras causaron en México y en la población de origen mexicano que reside en los Estados Unidos.

Menos visas emitidas

Otra restricción impuesta por Trump, ha sido la imposición de límites para el otorgamiento de visas de inmigración legal y visas de trabajo, incluyendo una disminución sustancial del número de tarjetas de residencia (Green card) otorgadas. La intención según lo ha revelado el propio presidente, es llevar los niveles de inmigración a mínimos históricos y rescatar los valores nacionales.

Uno de los programas afectados por esta política fue el de las Visas de trabajo H-1B, a través de las cuales las empresas estadounidenses pueden adquirir de forma temporal mano de obra extranjera especializada para cubrir déficit de trabajadores. La regulación de estas visas se ha endurecido tanto en número como en los requisitos para otorgarlas.

Al inicio del gobierno, Trump también prohibió el otorgamiento de visas a ciudadanos de siete países musulmanes e intentó eliminar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), que beneficia a ciertos inmigrantes sin papeles pero con estudios. Sin embargo, algunos recursos judiciales introducidos no lo han permitido.

Sin embargo, el gobierno tampoco ha podido salirse con la suya del todo. Ante la avalancha de críticas con respecto al arresto de inmigrantes ilegales que viajaban con su familia a EE.UU, cuyos hijos eran separados de sus padres y confinados en refugios insalubres e inseguros durante el arresto, el gobierno tuvo que dar marcha atrás.

En suma, la reforma migratoria de Trump descansa sobre cuatro grandes líneas de acción, que el gobernante estadounidense describió el 30 de enero de 2018, durante su discurso sobre el Estado de la Unión:

  • Búsqueda de la ciudadanía para los Dreamers;
  • Mayor presupuesto para la seguridad fronteriza;
  • Fin de la lotería de visas de diversidad;
  • Imposición de Restricciones a las visas de inmigración basadas en la familia.

Reducción de admisiones de asilo y refugio

Con la política inmigratoria de tolerancia cero, Donald Trump busca aumentar las plazas de empleo para los ciudadanos estadounidenses y preservar los valores de su cultura, en concordancia con el lema de la campaña electoral «Comprar Americano, Contratar Americano» y con el controversial proyecto de ley de Reforma de la Inmigración Americana para el Empleo Fuerte (RAISE, por sus siglas en inglés).

De aprobarse este proyecto de ley tal como lo presentó el gobierno, la tasa de inmigración actual se reduciría a la mitad por la disminución del número de tarjetas verdes emitidas; mientras que las solicitudes de asilo y refugio se limitarían a solo 50,000 admisiones. Igualmente llegaría a su fin la lotería de diversidad de visas.

En 2018 el gobierno de los EE.UU admitió solo 22,000 casos de refugio, casi una cuarta parte apenas con respecto al número de admisiones aprobadas por Obama que fue de 85,000 casos. Otro cambio introducido por la administración actual que está limitando los casos de asilo y refugio, es la elevación del estándar para la entrevista de miedo creíble, que es el primer paso del proceso y uno de los más difíciles.

Impacto de las políticas anti inmigración

Las restricciones impuestas por la RAISE, de ser aprobada, impactarían la economía estadounidense negativamente por las limitaciones para la contratación de mano de obra destinada a cubrir los puestos de empleo que los propios ciudadanos estadounidenses no toman, que incluyen labores agrícolas, empleos industriales, empleos domésticos, servicios y compañías de alta tecnología, entre otros.

En un momento en que la tasa de natalidad en EE.UU está disminuyendo, reducir la tasa de inmigrantes legales al país luce como un contrasentido. La economía estadounidense necesita de la mano de obra barata y diversa que ofrece América Latina para compensar las vacantes de empleo y atender las necesidades del crecimiento la economía ha experimentado en los últimos años.

Los hispanos no significan un riesgo para la mano de obra nativa estadounidense, porque ya la propia legislación y las reformas de hecho introducidas por Trump impiden el desplazamiento laboral. Además, las áreas de empleo en las que se ocupan los inmigrantes, generalmente no compiten con la mano de obra local.

Al contrario, la falta de mano de obra debido al constante crecimiento de la economía, el bajo índice de desempleo de menos de 4 % y la falta de mano de obra estadounidense, ha hecho que los departamentos de Seguridad Nacional y del Trabajo de EE.UU ofrezcan 30.000 visas HB2 adicionales para el verano de 2019.

Esto contradice abiertamente el discurso presidencial del America First. La falta de mano de obra estadounidense y los problemas para contratar mano de obra extranjera temporal, son uno de los problemas más acuciantes para muchas empresas en los Estados Unidos. Si bien se están aplicando restricciones a los inmigrantes por un lado, por el otro, la realidad económica parece estar desafiando esta política.

La propuesta de reforma migratoria, establece un nuevo programa de visas basado en el mérito; es decir, el nivel educativo del migrante, su calificación para el empleo y su sostenimiento financiero. Mientras transcurre la discusión legislativa de la reforma, el gobierno ha avanzado en el cambio tácito de las reglas de juego sin tener que esperar por la aprobación en el Congreso.

Reforma migratoria de hecho

A través de órdenes ejecutivas discrecionales la administración Trump ha ejercido el poder para moldear, sustentar legalmente e imponer una nueva política inmigratoria. El resultado es que en buena medida el gobierno está controlando quién puede ingresar y a quien puede expulsar. ¿Pero, podrá continuar con esta dura política restrictiva por más tiempo?

El sistema inmigratorio estadounidense viene cambiando de forma acelerada, mientras la discusión formal de la ley sigue su curso más pausadamente. Aunque cada día aumenta el número de solicitudes sin respuesta en los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés.), muchas de las restricciones establecidas en la reforma de ley planteada se están aplicando de hecho a través de los procedimientos.

La analista del Instituto de Políticas de Migración, Sarah Pierce, sostiene que la reforma involucra «un conjunto de políticas y decisiones diferentes” que han venido provocando un “cambio significativo», cuya magnitud no está siendo percibida. Ella afirma que la “desaceleración de la inmigración legal” no está recibiendo tanta atención periodística, debido a una serie de “cambios inteligentes y pequeños”, pero al ser sumados causan un gran impacto.

De tal forma que las directrices y los cambios introducidos están abarcando casi todos los aspectos de la política inmigratoria estadounidense. Vale decir, las peticiones familiares de asilo, la inmigración basada en la familia, la inmigración basada en el empleo y el procesamiento de asilo, entre otros, sin necesidad de que la reforma se haya aprobado todavía en el Congreso.

Esto ha provocado una reducción de la inmigración legal a niveles récord en la historia de la nación. Incluso, agencias del gobierno como USCIS ya no se refieren a Estados Unidos como una «nación de inmigrantes«, sino que promueve y enfatiza un compromiso más nacionalista: «proteger a los estadounidenses, asegurar la patria y honrar nuestros valores».

¿Cómo están operando los cambios en la política migratoria?

Después de más de dos años, la administración Trump, le ha puesto las cosas más difíciles a los residentes en los Estados Unidos. A los legales y también a los ilegales por igual. Los solicitantes de asilo, visas de empleo o autorizaciones de trabajo, visas de estudiante, visas de familia, y cualquier otro trámite inmigratorio, deben pasar más horas en entrevistas con funcionarios de inmigración.

A menudo tienen que enviar más documentos innecesarios mientras aumentan los rechazos de estas solicitudes. Estadísticas publicadas por USCIS recientemente, indican que en el último trimestre de 2018 el porcentaje de solicitudes de inmigración rechazadas se elevó a 80%, en comparación con las del gobierno de Barack Obama.

Igualmente, ha aumentado la investigación de la vida de los solicitantes a través del uso que hacen de sus redes sociales para detectar “opiniones perjudiciales”, junto con el número de entrevistas y el procesamiento express de las comparecencias de los solicitantes de asilo ante los funcionarios de USCIS y los jueces de inmigración. La intención es agilizar la denegación de las solicitudes de asilo y abrir más rápidamente los procedimientos de expulsión y deportación.

Antes, cuando un extranjero realizaba un trámite de asilo, por ejemplo, y la solicitud contenía un error o faltaba alguna información, era notificado del problema antes de rechazarse su solicitud. Ahora no, el funcionario de inmigración no está obligado a notificar al inmigrante, sino que tiene la facultad de negar las solicitudes incompletas sin dar explicación.

Debido a la falta de asesoría legal por parte de un abogado de inmigración experto, las solicitudes de los inmigrantes a menudo están siendo rechazadas, poniéndose innecesariamente en riesgo la presencia en los Estados Unidos de estudiantes y trabajadores que ya se encuentran viviendo en el país.

Las solicitudes de asilo de personas que ya tienen varios años viviendo en los EE.UU, por el contrario, han sufrido un retraso inusitado, pues no están siendo procesadas con la misma celeridad que las de las personas que aún no poseen permisos de trabajo o están próximas a vencerse su período legal de permanencia en territorio estadounidense.

Para septiembre de 2017, las solicitudes atrasadas ya superaban los 2,3 millones, según datos aportados por USCIS, no obstante que el número de solicitudes apenas ha aumentado 4% anualmente. Esto indica que el número actual debe ser mucho mayor. Para algunas categorías de visas, el tiempo de espera casi se ha duplicado.

A medida que el ingreso de extranjeros se ha dificultado, los procedimientos para la deportación han sido agilizados. Los mecanismos judiciales que se usaban para demorar las decisiones judiciales o cancelar procedimientos, la fiscalía los ha simplificado; en consecuencia, los jueces se ven obligados a ordenar la deportación cuando los inmigrantes no cuentan con representación legal para defenderse.

¿La inmigración es un problema o una solución?

La inmigración en lugar de perjudicar a la economía de los EE.UU en estos momentos más bien representa un factor positivo que la está dinamizando y ayudando a crecer. Históricamente, las migraciones masivas han servido en determinadas épocas para apuntalar la economía estadounidense. Aunque al mismo tiempo, estas migraciones han despertado sentimientos xenofóbicos.

Las zonas con mayor afluencia de inmigrantes suelen ser las de mayor ingreso económico, donde se registran menores tasas de desempleo y menos pobreza. Nadie emigra a países pobres. En la actualidad la demanda de mano de obra extranjera sigue en aumento, hay más vacantes que personas buscando empleo y en algunos sectores como el comercio minorista, el turismo, la hotelería y la restauración, las empresas no han podido llenar las vacantes.

Ante la reducción de la natalidad de la población nativa, son los inmigrantes los que están poblando comunidades rurales que anteriormente lucían solas y abandonadas. Un estudio de la Ball State University es elocuente en este sentido. En Indiana, por ejemplo, entre los años 2000 y 2015, un 25 % del crecimiento de la población se debió exclusivamente al establecimiento de inmigrantes.

Estados Unidos fue fundado y construido por inmigrantes y por siempre necesitará de los extranjeros para poblarla y empujar su economía. La inmigración sana, integrada por jóvenes profesionales y sus familias en busca de un mejor futuro, el sueño americano, es una la solución no el problema. La economía es terca y suele torcer las decisiones políticas cuando estas son opuestas al crecimiento económico y al sentido común.

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