- El régimen socialista trata de encontrar efectivo para enfrentar la campaña electoral de este año en esta nación saqueada y empobrecida tras varios años de bonanza.
- La empresa estatal PDVSA ha iniciado el cobro de viejas deudas del Programa PetroCaribe que sirvió a los propósitos políticos del fallecido líder Hugo Chávez.
En un intento por estabilizar su situación financiera, Venezuela está embarcándose en la recuperación de antiguas deudas relacionadas con un programa de intercambio de petróleo con varias naciones del Caribe.
En los días de bonanza petrolera, la nación sudamericana distribuyó generosamente alrededor de 200.000 barriles diarios a varias islas caribeñas, muchas de las cuales enfrentaban graves dificultades económicas.
A pesar de las cuantiosas deudas acumuladas durante ese tiempo, varias de ellas fueron saldadas con productos básicos como frijoles y maní, algo que al difunto líder venezolano Hugo Chávez poco importaba, pues su prioridad era promover el llamado «socialismo del siglo XXI», dejando de lado las preocupaciones financieras.
Intento por recuperar las deudas de PetroCaribe
Ahora, dos décadas después, Venezuela se encuentra en una situación desesperada, enfrentando una crisis económica sin precedentes, producto del saqueo y la mala administración, y busca recuperar estas deudas pendientes del programa Petrocaribe.
Recientemente, se informó que Haití, catalogado como el país más pobre del hemisferio, realizó un pago de 500 millones de dólares para cancelar una deuda que ascendía a 2.300 millones de dólares, según fuentes y documentos revisados por Bloomberg.
El acuerdo con Haití se materializó luego de que el Tesoro de los Estados Unidos otorgara al país caribeño una licencia especial para transferir fondos desde una cuenta de depósito en garantía a través del sistema bancario internacional.
Para Haití, este proceso de pago representa un paso crucial hacia adelante en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, en busca de posibles paquetes de ayuda financiera para hacer frente a su situación crítica y crónica.
Este movimiento de Venezuela, aunque tardío, marca un intento por sanear sus finanzas y restaurar relaciones internacionales, especialmente en un contexto de aislamiento y deterioro económico.
Sin embargo, el éxito futuro de estas transacciones y su impacto en la economía venezolana aún están por determinarse, en medio de un panorama geopolítico complejo y desafiante.
Intento por recuperar la legitimidad internacional
En un esfuerzo por obtener claridad sobre el reciente acuerdo, los representantes de Venezuela, Haití y varias agencias involucradas en el proceso no han respondido a las solicitudes de comentarios. Por su parte, un portavoz del Tesoro de Estados Unidos ha declarado que la Oficina de Control de Activos Extranjeros se abstiene de emitir comentarios sobre licencias individuales.
Para Venezuela, dirigida por Nicolás Maduro desde el fallecimiento de Chávez en 2013, este acuerdo representa un paso adicional en su intento por recuperar la legitimidad internacional tras años de crisis económica y aislamiento.
Tanto el gobierno como su empresa petrolera estatal PDVSA han enfrentado retrasos en el pago de bonos globales y mantienen deudas millonarias con China por préstamos bilaterales para la construcción de obras con sobreprecios en sus presupuestos que jamás fueron terminadas.
En el contexto de un auge sin precedentes en los precios del crudo, Petrocaribe se convirtió en un símbolo de la generosidad de Chávez, quien utilizó el programa para fortalecer su influencia internacional.
Desde el suministro de combustible para calefacción a residentes pobres del Bronx, Nueva York, hasta el respaldo financiero a Argentina en momentos de dificultades económicas, Chávez buscó crear un «arco de cooperación energética en la región», como expresó en la cumbre de lanzamiento de Petrocaribe 2005, que contó con la presencia de líderes como Fidel Castro de Cuba y varios jefes de Estado más.
Petróleo por frijoles
Según los términos del acuerdo, Venezuela vendió petróleo a 18 países, permitiéndoles financiar la mayor parte de la factura durante un período de hasta 25 años a una tasa de interés del uno al dos por ciento. Este enfoque proporcionó un alivio financiero significativo para las naciones receptoras y fortaleció los lazos políticos y económicos en la región.
Parte de la deuda fue saldada mediante bienes y servicios: Guyana contribuyó con arroz, Nicaragua con ganado, y Jamaica aportó materiales de cemento. Por su parte, Cuba recibió médicos como forma de pago, y en ocasiones, la transacción se realizaba con productos como maní o frijoles.
Lo paradójico es que, a pesar de estos generosos regalos del régimen venezolano a las naciones caribeñas beneficiarias del acuerdo petrolero, todas le dieron la espalda durante el reciente reclamo de Venezuela a Guyana por el Territorio Esequibo.
El intercambio de petróleo a bajos precios por productos agrícolas no solo benefició a las naciones receptoras, sino que también brindó respaldo político a Venezuela en la Organización de Estados Americanos, según David Goldwyn, presidente del Grupo Asesor de Energía del Atlantic Council Global Energy Center.
“Venezuela hizo algo por ellos que los países occidentales no hicieron: de hecho, les ayudó con el financiamiento en un momento en que los países lo necesitaban”, señaló.
Sin embargo, esta ayuda contribuyó al colapso económico del país, marcado por hiperinflación y la peor crisis humanitaria de América Latina. En lugar de vender petróleo a precios de mercado a compradores internacionales Chávez prefirió entregarlo a estas naciones a cambio de su apoyo político en los foros internacionales.
Cuba la nación más beneficiada del acuerdo
A pesar de la caída de los precios del petróleo a nivel mundial en 2014, Maduro continuó enviando petróleo al Caribe en términos generosos. Especialmente a Cuba, que ha recibido en el último cuarto de siglo millones de barriles de crudo y combustible gratis con el que se abastece internamente y revende en el mercado internacional, según analistas.
Sin embargo, esta generosidad con las naciones caribeñas tuvo un alto costo para Venezuela, especialmente cuando las sanciones de Estados Unidos a la industria petrolera venezolana en 2019 resultaron en una deuda acumulada de alrededor de 6 mil millones de dólares en cuentas por cobrar de Petrocaribe y otros acuerdos bilaterales.
Recientemente, Venezuela ha comenzado a cobrar estas deudas luego de que Estados Unidos otorgara alivios de sanciones, pero las tensiones persisten a medida que se acercan las elecciones presidenciales. Mientras tanto, el país sigue negociando con naciones como Granada y Belice para cancelar sus deudas de Petrocaribe.
Aunque los líderes del Caribe instan a Venezuela a relanzar el programa, el país enfrenta desafíos significativos, ya que su producción petrolera actual es solo una cuarta parte de lo que solía ser, y una parte de esta producción se destina a pagar las deudas acumuladas durante años de intercambio petrolero con sus vecinos.
Finanzas para la campaña electoral
El régimen socialista arruinó la industria petrolera nacional con estos acuerdos lesivos para la economía del país, la extravagante corrupción en el manejo de las finanzas públicas y la falta de inversiones para el mantenimiento de infraestructuras en campos petroleros y refinerías.
A pesar de haber recibido los mayores ingresos petroleros de la historia, el gobierno socialista endeudó a Venezuela a niveles astronómicos con préstamos de China y Rusia. Se calcula que entre 1999 y 2014, Venezuela recibió alrededor de 960.000 millones de dólares. Es decir, un promedio de 56.500 millones de dólares anuales durante 17 años.
Ahora, con un nivel de rechazo popular muy alto y previo a los comicios presidenciales de este año, el gobierno busca dinero para tratar de mejorar su imagen y enfrentar la campaña electoral en mejores términos. El régimen necesita mayores ingresos para relanzar sus programas sociales y tratar de reenamorar a sus seguidores
¿Cumplimiento de acuerdos, elecciones?
Tras la firma del acuerdo de Barbados en octubre pasado, el gobierno venezolano se comprometió a permitir que la oposición Venezolana pudiera presentarse en las elecciones presidenciales con un candidato propio, a cambio del alivio de sanciones económicas por parte de Estados Unidos.
Sin embargo, luego de realizadas las elecciones primarias del 22 de octubre donde resultó elegida abrumadoramente la candidata María Corina Machado, la oposición venezolana ha denunciado que el régimen incumplió los acuerdos al perseguir judicialmente a varios de sus dirigentes y ratificar la inhabilitación política de la candidata opositora.
En opinión del ex embajador de Estados Unidos en Venezuela, William Brownfield, el presidente Nicolás Maduro jamás cumplirá los acuerdos si esto significa su salida del poder en elecciones. En este sentido, el diplomático describió tres escenarios.
Uno es obligar a la oposición a elegir a otro candidato que Maduro pueda derrotar. La segunda es que en si se ve perdido el gobierno podría manipular los resultados electorales. Y la tercera es que si las dos opciones anteriores no funcionan, entonces suspenderá indefinidamente los comicios.
Para algunos observadores la disputa con Guyana está reservada para el tercer escenario. De suscitarse un conflicto armado con Guyana, Maduro tendría la excusa perfecta para suspender las elecciones presidenciales.