Los cantos de trabajo de los llanos colombo-venezolanos, la Feria de Alasita en Bolivia y el punto cubano entraron a formar parte este miércoles de la prestigiosa lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Estas candidaturas latinoamericanas fueron aprobadas entre otras provenientes de todo el mundo durante la reunión anual del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que se celebra entre el 4 al 9 de diciembre en Corea del Sur.
Esta distinción garantiza una mayor notoriedad del patrimonio cultural inmaterial en el mundo y contribuye a la supervivencia de estas expresiones transmitidas de generación en generación.
“Qué orgullo saber que la UNESCO ha declarado al Canto de Trabajo del Llano como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. ¡Que viva el Llano y lo hermoso de su identidad!”, declaró el miércoles orgulloso el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Estas tonadas que suelen escucharse al amanecer en los Llanos de Venezuela y Colombia, en la voz de hombres a caballo que arrean ganado, fueron inscritas dentro del patrimonio que requiere medidas urgentes de salvaguardia.
Esta expresión viva está amenazada, según expertos, por la industrialización de la ganadería, que implica el transporte de los animales en camiones y la mecanización del ordeño.
‘Libertad de la acción ritual’
Los recorridos rituales en La Paz durante la Feria de Alasita, la fiesta de la abundancia en Bolivia, ingresaron por su parte en la lista representativa de la Unesco de patrimonio intangible, en la que figuran tradiciones como el tango, las Fallas de Valencia o la filosofía milenaria del yoga.
La tradicional Alasita (“cómprame”, en aymara) arranca cada 24 de enero. Por espacio de un mes, miles de bolivianos compran todo tipo de bienes en miniatura fabricados por hábiles artesanos -casas, autos, dinero en dólares y pesos bolivianos, electrodomésticos y títulos profesionales- con el anhelo de que se materialicen en sus vidas.
“Los habitantes se procuran miniaturas que representan sus deseos profundos para que se hagan realidad, por ello solicitan a los ritualistas indígenas o los sacerdotes católicos la consagración de las miniaturas”, explicó a la AFP Carmen Beatriz Loza, responsable de la candidatura en el ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia.
Para ella, los recorridos rituales durante la Alasita son “la expresión de la libertad de acción ritual de los individuos y sus familias durante esta fiesta”.
Las miniaturas se intercambian o se regalan entre parientes o amigos, e incluso entre desconocidos durante la feria.
“Es un momento de gran expansión de la solidaridad entre todos sin importar la pertenencia étnica, generacional o de género”, afirmó Loza en los días previos a la inscripción.
Panamá y Perú, expectantes
Cuba, que en noviembre del año pasado celebró la consagración de la rumba como Patrimonio de la Humanidad, festejó este año la consagración del punto, una expresión poética y musical de los guajiros de la isla caribeña.
El punto cubano nació entre los españoles asentados en el siglo XVII en los campos. Interpretado con instrumentos de cuerda se enriqueció a través de los años con otros ritmos nacidos en Cuba como la guaracha y el son.
El comité examinará el jueves la candidatura del sombrero pintao de Panamá, del sistema peruano de Jueces de Agua de Corongo — una tradición indígena de cuidado comunal y de reparto equitativo del agua en el campo — y del arte de los ‘pizzaioli’ napolitanos.
El patrimonio cultural inmaterial designa prácticas y expresiones transmitidas de generación en generación, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y al universo.