La concepción de un concurso para elegir el trasero perfecto de una mujer es un tema machista, pero es una realidad. En Brasil el próximo 6 de noviembre se celebrara la final de Miss Bumbum. Como en casi todo concurso de belleza las mujeres posan en bikini, muestran su figura y un jurado escoge, como si se tratara de un producto, a la que más cumpla con los requisitos físicos. Es lo que se define como: convertir a la mujer en un objeto.
Este tipo de concursos demuestran que aunque pensemos que vivimos en una sociedad en la que presuntamente se avanza en la igualdad de género aún se siguen manteniendo intacta la idea rancia de hacer del cuerpo de las mujeres un espectáculo en el que su altura, peso y medidas sean el centro de atención.
Pero las participantes de este concurso han tomado una decisión que parece contradictoria al origen del certamen. Las concursantes de Miss Bumbum han decidido protestar y denunciar que no quieren que se las traten como objetos sexuales. «No somos solo un pedazo de carne», dijeron. Cinco de ellas decidieron posar con prendas hechas de carne y según medios brasileños utilizaron más de 50 kilos de carne en una sesión de fotos que duró casi 8 horas de trabajo entre maquillaje y producción.
Aunque en América Latina, sobre todo, se haya aplaudido en las redes sociales la decisión de estas mujeres, queda claro que mientras siga siendo un concurso en el que se cosifica a la mujer –aunque algunos de sus defensores aseguran que simplemente premian la belleza- todo intento por avanzar en temas de igualdad sigue siendo un largo camino por andar.