José Alí Méndez: Aspiro que “La Maldición de Baco” se convierta en Best-seller

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  • El novelista tachirense residenciado en el Reino Unido, acaba de lanzar su primera obra literaria en español e inglés.
  • La receptividad de los lectores venezolanos en los Estados Unidos ha sido maravillosa, señala el autor.

“La Maldición de Baco” no es solo la historia del vino, sino también la de su ruina. Baco, el dios del vino, fue traicionado, y su furia cayó sobre el mundo como una sombra. Cada botella abierta desprende ahora un aroma rancio: el vino —símbolo de celebración y cultura— ha comenzado a morir”.

Así describe José Alí Méndez la trama de su primera novela disponible en Amazon.com y en lemonvzla.com. En esta obra de ficción el autor descubre su vena literaria después de pasar casi toda su vida entre cabinas de radio y aulas de clase en San Cristóbal, la ciudad donde echó raíces a pesar de haber nacido en Caracas. 

Con una prosa elegante y profunda, el autor mezcla historia, mitología y reflexión humana, despertando en el lector una mirada distinta hacia los placeres cotidianos y el sentido espiritual que los acompaña, reseña la editorial que ha publicado su obra, a la que José Alí  considera una nueva hija, nacida en Inglaterra, donde reside desde 2019.

José Alí es un entusiasta del vino, el arte y la historia, y su novela es una suerte de puente entre culturas y emociones. Se confiesa un melómano y amante del café, y como buen educador y locutor profesional, cree en el poder de la palabra para educar, entretener y acompañar. 

¿Qué te motivó a escribir “La Maldición de Baco”?

— Lo que me impulsó a escribir el libro fue mi necesidad de expresarme. Al vivir aquí en el Reino Unido y llegar con las expectativas altísimas, con mi pasado que quería plasmar en mi presente, se me hizo imposible, porque sabes bien que para poder hablar y hacer radio hay que tener un manejo y un uso del lenguaje extraordinarios y mi nivel de inglés era muy bajo.

—Por supuesto, yo inmediatamente me di cuenta de mis limitaciones; por lo tanto, mi necesidad de expresarme me llevó a hacer algo: un podcast, conectarme con alguna emisora en Latinoamérica o los Estados Unidos desde aquí y no sé por qué se me vino la idea de escribir y verter esa intención de comunicar. Me impulsa el deseo de comunicar, de decir lo que siento, y creo que se me dio porque nació una novela que tiene 22 capítulos y 278 páginas.

¿Y qué hay con tus expectativas sobre el libro?

—Bueno, no lo estoy haciendo como un hobby, quiero crecer económicamente, quiero mostrar mis capacidades para hacer un producto de consumo masivo y quiero hacer un best-seller. Por eso diseñé una novela con características muy particulares, entre ellas, que es muy comercial. Porque hablar del vino y las relaciones interpersonales o personales y hablar de dioses romanos y un poco de  historia es una combinación perfecta para hacer algo comercialmente asequible.

—Por esta razón, la novela ha funcionado tan bien en otro idioma, porque se hizo con esa intención. Y bueno, mi sueño —lo decía en la entrevista en La Voz Ibérica— quisiera que mi novela se convirtiera en una miniserie de ocho capítulos o episodios en una plataforma de Tv. Me encantaría, sería para mí una de mis grandes metas.

¿Cómo ha sido la receptividad del libro entre los lectores venezolanos, españoles, ingleses…?

—La receptividad de los lectores venezolanos en los Estados Unidos ha sido maravillosa. He encontrado gente que está emocionada con la novela, que me cuenta y envía videos y fotografías de lo que van viendo, leyendo y entendiendo y eso me gusta. Estados Unidos me ha demostrado que los venezolanos que viven allí han tenido una apertura grande.

—Aunque esta novela la hice… esta novela no tiene pasaporte. Es importante destacar que esta novela está diseñada para que cualquier persona que tenga amor por la lectura en primer lugar, y por la historia, los dioses romanos, el vino y por conectar sus emociones mientras lee, la disfrute. Pero si es de tomar en cuenta que en Estados Unidos mayormente los que han consumido la novela han sido venezolanos.

—Mientras que los venezolanos que viven en Venezuela… estoy decepcionado totalmente. No he tenido absolutamente ningún tipo de respuesta como te lo había comentado. Incluso, de los venezolanos en España que son muchísimos y he contactado con ellos. Es decir, he hecho el trabajo… tampoco se ha movido en ese aspecto. Eso me llama poderosamente la atención.

—A pesar de que tengo unos márgenes de venta tan particularmente buenos, en este momento tengo un mes con doce días con la novela en Amazon y hablar de 85 ejemplares vendidos ya es un número súper interesante. Pero más interesante aún lo que te voy a decir, 43 libros en español y 42 en inglés.  

¿Por qué escribir sobre vino y dioses romanos y no sobre otro tema en esta primera obra literaria?

—Decidí escribir sobre vino porque esa fue la inspiración. En el último capítulo del libro lo digo: es una invitación después de una semana de trabajo ardua, luego de estar “reventados” por el trabajo fuerte con overtime y demás, y nos invitan a disfrutar de una mesa de quesos, postres y cuatro o cinco diferentes tipos de vino. Una pequeña cata en casa, pues.

—Eso me llenó de muchísima ilusión. Y justamente pensando en ese momento tan divino, tan especial, que hemos tenido tú y yo y todos los que puedan disfrutar del vino, de compartir y hablar, de recordar, de reír y relajarse; entonces, se me vino un mal pensamiento… Sin duda alguna fue un pensamiento muy oscuro y pensé… ajá y si destapamos la botella y cada botella tuviera el vino dañado o avinagrado.

—Pues mira, de ahí nació esto, pero fue por la inspiración misma. La novela llega por esa invitación de mi cuñada y su esposo a disfrutar de un vino y se me vino ese pensamiento, y ese pensamiento me conectó con un segundo pensamiento que fue: ¿con qué se puede dañar el vino?

—Entonces, pensé en una contaminación cruzada, en algún virus en el aire, pensé muchas cosas. Hasta que dije, bueno, nada, y si es una maldición de un dios, del dios del vino. Entonces tenía a Dionisio, el dios griego original, y tenía la copia que es Baco, el dios romano del vino, el teatro y la celebración. Me dije, nosotros somos más latinos, hijos de Roma, que de Grecia, aunque la civilización occidental nace de allí.

—Total que escogí a Baco y ahí comenzó todo, por eso duré dos meses y medio casi tres pensando en estructurar la novela y después fue que me puse a escribir. Pero el vino fue, básicamente, lo que me conectó. De ahí fui descubriendo que del vino se podía hacer un vaso conductual interesantísimo y, segundo, que podía ser una manera genial de hacer algo comercial. Ahí nació la novela que no es un libro técnico sobre el vino y no hay que saber del vino para disfrutarlo. El vino es un protagonista más dentro de la novela

—Tampoco escribí sobre otro tema porque con esta historia encontré dentro de mí un caudal de creatividad e ideas que ahora están conectadas. Ya tengo una lista —y lo digo con toda la humildad— de novelas que quiero hacer. Ya se me han venido a la mente títulos, ideas y temas que van a variar. Por supuesto, habrá una gran variedad y una conexión muy interesante.

— Lo que sí me gusta es la ficción histórica; utilizar la historia como una herramienta para darle color y textura a lo que escribo. Me gusta que seas contemporáneo, que en una novela encontremos las cosas nuevas que vivimos día a día, porque esto tiene “La Maldición de Baco”, habla de videollamadas y tantas cosas modernas que utilizamos, de un crucero, etc., es decir, de cosas que nos conectan con la modernidad. Por eso es una novela de ficción histórico-contemporánea.

José Alí Méndez reside en Inglaterra desde 2019, donde compagina su oficio diario con la pasión por escribir. A los amantes de la buena lectura, sin duda alguna, la novela les dejará un buen sabor en el paladar. “En estas páginas yace la historia de una maldición trágica y misteriosa… pero no del todo irreversible”, promete el autor.

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